RECITALES Y ARTÍCULOS

lunes, 23 de abril de 2018

LOS HIJOS DE MARTA

   

En mi mano un jabón
de los que hace Marta
pero
para que te laves la cabeza
a la manera
de como lo hacía
aquella lavandera de antaño
que restregaba  
que sacudía la ropa en el río  
                          sacándola el cansancio
llenándola   otra vez
de limpio sol de domingo…
Y a la que
por momentos
le ardían las manos en la espuma…
Marta se pone
el delantal
y parece
como si fuera a hacerte
unas magdalenas caseras
pero lo que
en realidad amasa  
es una harina
que hace con arcilla roja
empapada en una
amalgama de aceites:
hoy toca el de palmarrosa
con el de cedro del atlas
bajo el surtidor
de el de lavanda…
que así la nieve
del fondo de tus greñas
se derrite
poco a poco
que así
ya no van sintiendo
cada uno de tus cabellos
esa pequeña
punzada
de aguja de dolor
la que te hace
a ciegas disparar
la metralla de tus uñas…
Y todo le viene
por leer en el reverso
de un bote de cosmética
ese elenco de actores
de nombres
tan macabros
que le hicieron sospechar
que de ese vientre de alquimia
nunca saldría
esa necesaria
ceremonia nupcial
de una piel
con su pócima de amor…
Y así
le nace este jabón virgen
que bajo la ducha
al restregarme yo con él
la cabeza
me parece
que es aquella misma
lavandera de antaño
la que ahora
en vez de ropa cansada
se lleva mis cabellos 
a lavarlos al río
y a la que  
por momentos
le brillan las manos en la espuma
         ©Rubén Lapuente
                                         A Marta Arjona






jueves, 19 de abril de 2018

GUIÑOL

                                 
                           
Sorteando el tinglado
el teatrillo de la plaza
me alcanzó un relámpago
de algarabía
Eran los inocentes gritos
acallando
añagazas de bruja
Alertando
de emboscadas
de peligros
al despistado héroe
a su novia pura
Demoré el paso
para quedarme
en el rumor de la estaca
resonando
en la malvada cabeza
de trapo
Y me volví
para volverme  a ver
en el recuerdo
sentado en el suelo
ligado
por la maroma de otros brazos niños
entrando  en la fábula
sin miramientos
completo
con las mismas muecas
de tirria   de apego
de desprecio   de alerta
de miedo  de júbilo
que las que veo ahora
Todos los sentimientos
allí juntos
en aquel teatrillo de títeres
en ese tablado de las emociones
que quizás me sirvió
después
para olvidarme de mi mismo
en la penumbra de un cine
en la soledad de unos versos
en la agreste belleza que me rodea
o frente al deseo
de un cuerpo amado
y  para ser
no como un niño
sino aquel mismo
que salía de la tramoya
como un limpio río risueño
colmado
de entregarse
a la hermosa mentira
de la vida
                ©Rubén Lapuente



Gorgorito en la Glorieta del Doctor Zubía. Logroño

jueves, 12 de abril de 2018

MEMORIAS DE ÁFRICA



(del diario de una soldado de la edad dorada)
Sedado pero lúcido
puedo imaginarme estar
bajo su piel macilenta
oyéndole el trote lejano
que se acerca sin ritmo.
Me lo balbucea 
a la cabecera de la cama
adonde acudo al oír
el grito de soledad
que me lanza su campanilla:

No he sido nunca una persona llana.
No he sabido fingir.   
He menospreciado a quien
no compartía mis emociones:
El álgebra, la música, la astronomía…
Nunca he hablado por hablar.
Y ahora que llega
ese afilado runrún sin melodía
voy a ser el mismo
que ha vivido siempre solo
pero fiel conmigo.
No me arrepiento de nada.

Eh Santiago…
¿Y si le ponemos música
a ese zumbido?
¿Y si viniera mi pequeño Mozart,
aquí, con su clarinete y la partitura
de tu enamorado adagio:
el de Memorias de África ?

Medio vestido para el concierto
puedo imaginarme estar
bajo ese traje con babuchas
sedado pero lúcido
mientras la caña de mi hijo busca
su frescura y el aire
su vericueto en el ébano…
Y Mozart vuela
con ojos de tierra
sobre la sabana de su memoria
sobre la estampida
de una alimaña voraz
que de pronto…
(lo noto en su rostro)
enmudece e interrumpe
por un adagio
su devastador viaje.
                    ©Rubén Lapuente