Esta mañana me he levantado
oh bella
ciao, bella ciao, ciao, ciao
Y he
descubierto al invasor…
Me
invadieron la sangre
Me
encerraron la vida
dentro
de la cruz
de una
mirilla
Y huí
hacia
donde
respirar
hacia
bajo las estrellas
Me
venía ella
los
domingos
ladera
arriba
con la
faltriquera
llena
de metralla
La
miraba
y
sé que la vida
estaba
dentro del pozo
de esos
ojos
En el
vaivén
de esa
falda
que
colgaba de la rama
Pero no
he nacido para dormir
con
bandos
del
enemigo
para
ver
cómo
violan mi cuna
Adiós amor ¡Adiós!
¿A qué más me sabrán
tus besos en la libertad?
Al
mediodía
en una
escaramuza
en el
puente
el
convoy saltó por los aires
Nunca
la muerte
frente
a mis ojos
tuvo en
su regazo
tan
bello ramillete
de
gamadas flores
Huí
silbando el “bella ciao”
subido
en la bicicleta
y me la
vieron apoyada
contra
el muro
de la
casa de piedra rosa
Ella me
cobijó
en un
agujero del desván
Y
golpearon a su puerta
La
dijeron que mentía
Que
apestaba a partisano
A sus
besos
bajo
las estrellas…
En la
oscuridad
Al oír
un sonido doble
como el
de al caer
un
fardo de heno
al
suelo de madera
me
apreté
con la
mano
la boca
tan
fuerte
que el
aullido me salía
como el
del corazón
de un violín
roto
como si
pariera
un
dolor
infinito
en
silencio
en
silencio…
Adiós amor ¡Adiós!
¿A qué más me sabrán
tus besos en la libertad?
tus besos en la libertad?
© Rubén Lapuente
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