Del mar
sólo recuerdan bien
su saliva de plata
en la arena
que fueron los
reyes
de la orilla
Ahora les basta
con llenar de agua
el barreño
del balcón
para imaginarse
en un
plis plas
todo el piélago
del planeta
Yo
de mi pobre
astillero de cartón
he botado un par de
barcos piratas
para sus niñas
manos
timoneras
para la dulce
marea de la tarde
que declina…
Y cada uno
va
y juega
a su modo:
El uno
a lo del abordaje
a arramblar
de un galeón
español
todo su oro de Indias
El otro
dibuja torpe
de mascarón de proa
una sirena
que sabe
de mis labios
una fábula de
marineros
en donde
su bello canto
desbrava la
tempestad
y arrodilla
la galerna…
Y si uno atisba
una isla desde la
cofa
donde enterrar
un tesoro
el otro
también gaviero
del palo mayor
pero aprendiz de
poeta
hace como que
varea el haya de
otoño del cielo
bogando luego
por entre
la lluvia
de hojas
amarillas
que caen de las
estrellas…
Los dos
sobre la pasarela
son piratas de
guiños
de alfanje al sol
bajo la que
tragaldabas hordas
de tiburones
chasquean
sus afilados
dientes
reclamando
su jugosa merienda…
Luego a la noche
de tan cansados
dejan que el
corazón
les siga leyendo
el libro de cuentos
que se les escurre de
entre los dedos
y que yo su
capitán
arrío
como en la tormenta
del sueño
las velas
©Rubén Lapuente
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar"La canción del pirata" me inspiraba en la infancia un mar que imaginaba como las aguas de un río, pero más grande; luego, la primera vez que aquél niño lo vio de mayor ya no le pareció tan extraordinario, incluso de faltaban olas, las de la fantasía...
ResponderEliminarRubén Lapuente Berriatúa
ResponderEliminarlos poetas no analizan
admirar las obras sin hacerlo.
ya que si analizas pierdes