La oigo
respirar…
Si no
durmiera a mi lado
por esa
voz del sueño
que no
se parece
a la
que yo atesoro
no la
reconocería…
Por
momentos
alienta
suspiros de niña
En
otros inspira
roces
de oscuro
viento perdido
Luego
imperceptible
su
aliento calla
como si
soñara
algún sueño
del silencio…
Y al no
oírla
tira de
mí el vértigo
de
cuando
un día
cuál
antes
en el
lecho
será un
hueco
insoportable…
Y la
despierto
con la
voz
ronca
del
sueño fingido
Desvelada
se
vuelve hacía mí…
¡Y no
me mueve!
©Rubén Lapuente Berriatúa
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