RECITALES Y ARTÍCULOS

domingo, 1 de septiembre de 2019

MARIAMOR O EL SOL DEL MEMBRILLO



Bajo un cielo de mil frutales ramas de la Vega del Iregua, va y viene la riojana Mariamor. Para ella serán sólo manzanas, ciruelas, melocotones, nectarinas…, pero para otros, pequeños dulces planetas, coronándola, rondándola, esperando caer de la rueda de su mano al remanso del frutero de su falda, al reclamo luego de unas cajas apiladas en la carretera junto a la rotonda camino Alberite, hasta acostarse en el tenderete del zaguán de su casa con la puerta de hierro siempre entornada y morir finalmente en el árbol de la sangre de las venas de todos los afortunados que la hemos encontrado, conocido, saboreado en su inmaculada fruta…
Pero ella está en otra cosa: está a lo suyo: a escoger, a pesar, a vender su cosecha, a ganarse la vida. Ella no sabe que, bañada así, por tanto perfume de la bodega de la tierra riojana, la ves más sencilla, más clara, más hermosa, más Mariamor…
Al irme, me regala un membrillo: Ese que tiene las ventanas abiertas. Que lleva dentro un sol ardiendo.Para perfumar el coche”- me dice.
Sé de su leyenda, del mordisco en su carne amarilla de las antiguas novias griegas, para entrar en ese lecho nupcial de ardientes sábanas de luna con la boca llena de perfumados besos…
Y para beberme la esencia única de ese dorado incendio y se pierda por todos los rincones de mi cuerpo, levanto el pie del acelerador y a la vez cierro un instante los ojos…
 De Lardero a Cameros voy tirando de un hilo de rubia luz de sol de membrillo. Voy destejiendo la madeja de un corazón hecho del perfume de la bodega de la tierra, el de la riojana Mariamor: La que va y viene de la vega del Iregua…
La que está en otra cosa.
©Rubén Lapuente Berriatúa
 Publicado en el diario La Rioja el 10 de Agosto de 2019




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