Cuando escribía… “papá
mamá
espero que algún día
podáis odiarme un poquito
menos…”
Las siluetas de las
hienas con mochila
prendían ya la plaza con luna
de su corazón
Poco a poco le fueron llenando
de arena la garganta
y mudas de miedo
no le subían las palabras
Era la sirena del recreo
el aullido de los depredadores
Algún preludio había en el roce
al atravesar el pequeño
pasillo infinito de las aulas
En el patio
en los vestuarios
rodeándole
le asestaban tan certeras
y afiladas sílabas
que le iban haciendo un siete
en el suave terciopelo del corazón
:
soso empollón
de mierda maricón
andas raro…
Y cómo te proteges cómo
si tu guardaespaldas aún
es el muñeco amarillo de los
Lunnis
cómo se planta cara
a pequeños grandes monstruos
si no te deja el miedo ni silbar
cómo
si hasta en el cielo de la
noche
las estrellas que pinta el
sueño
tan sólo son asteriscos
Diego era de sensible
como el viento si sangrara al
pasar
por entre los rosales
Vulnerable como una manzana desnuda
Tan dulce como ese beso de
madre
volando desde una ventana
Inocente como un ternero
viajando feliz
rumbo matarife
Bello y tímido
como un corzo hambriento
bajando a pacer como un perro
contenedores
Y tierno
como el regazo
de una falda mojada
de sollozos de niña
Cuando escribía…”no hay otra
manera
para no ir al colegio…”
las hienas con mochila
ya abandonaban
la plaza con luna en llamas
de su corazón
Y cuando rubricó la nota
sin zapatillas
corrió y corrió
hacia la luz del olvido
hacia nunca más sufrir
©Rubén Lapuente
Una maravilla de escrito lleno de nostalgia y palabras increíbles que forman al ser humano que ees
ResponderEliminareres un artista de tus palabras