Me llamo Jasmine y soy de Kivu.
Y sólo quiero un trozo de tela
para acarrear a mi bebé.
Me sacaron de la cama con doce años
los mayi-mayi. Me reclutaron.
¿Para quién lucháis? ¿Para qué causa?
Sólo tenía dos dunas en el pecho.
Y en la vagina, si se cerraba,
palos y trozos de botella.
Era un golpe de autoridad
hacernos andar como patos por la aldea
así las otras serían más dóciles y sumisas
en la próxima redada.
¨”Soldadito niña tienes un marido”
Y una racha de viento
negro encima te vuelve
como un árbol con piernas
esperando bajo un cielo
roto de lona
cese el vaivén
de tu ladeada cabeza …
Todas las mañanas
en el andarivel del aire
cruzaba el río
Iba conmigo el agua
para cocinar y cocer la tapioca.
Y me dieron un machete.
Y un gatillo ardiendo.
Y la regla no me venía.
“Soldadito niña tienes un marido”
Parí en el monte, a destiempo,
sola, como una perseguida gacela.
Y conseguí llegar a mi aldea, a mi casa:
-Tienes un hijo del enemigo.
Tu niño es un estigma.
Si has perdido la virtud.
Aquí no te puedes quedar
vendrían a buscarte.
Ahora estoy en el centro de orientación
Me llamo Jasmine y tengo dieciséis años
Aprenderé a leer, a escribir
para poder trabajar y salir adelante.
Ahora lo único que quiero
es un trozo de tela
para poder cargar a mi bebé,
como hacen las otras mujeres.
©Rubén Lapuente
(Luvungi
octubre 2006)
La realidad de la vida es terrible
ResponderEliminar¿Como podemos cambiar el momento del otro?
si casi es algo imposible abrazos
ResponderEliminarQué triste y que injusto este mundo roto...
Beso de otoño, Rubén.