RECITALES Y ARTÍCULOS

domingo, 24 de febrero de 2019

COSQUILLAS


Soñaba
el hombre dormido
de cuando fingía de niño
morirse
para tener de rodillas
sólo para él  
la inmensa dulzura:

“Vamos a ver si son de plomo estos brazos.
Si se empañan mis ojos de tu aliento.
¡Oh! ¡Si estás tan frío como una baldosa!
¡Oh¡ ¡Si se te ha roto el muelle de los párpados!
Habrá que tirar a este niño
a la basura
como la piel de una naranja
como el corazón de una manzana
como a su triciclo sin manilla
ni  ruedas”

Y por los corredores de la casa
le llevaba
en brazos
altiva
como si fuese
el héroe soldado desconocido
que no moriría jamás.

“¡Espera!
¡Si oigo un tamborcillo
por el cielo del pecho!
¡Si aún puedo revivirte
con tan sólo rozar tu piel
con la punta de mis dedos!”

Pero la memoria del sueño
del hombre dormido,
no podía despertarle:
no se reía aquel niño,
ni se movía la muerte.
        ©Rubén Lapuente Berriatúa

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