a Cristina Sañudo
Uno busca cosas lejanas
Cosas que lleven a su espalda
la estela de un largo viaje
Cosas que te miren
desde el fondo del rumor
de su ajetreo vivido
Cosas que dejen correr la
fantasía
Como este viejo baúl de viajes
de mundo
que compré a Cristina
Huérfano ya
de traqueteos de ferrocarril
de vaivenes de océano
de vértigos de pájaros de
plata…
y con ese rocío de filo dentado
tomando casi asiento
sobre sus ya desvalidos huesos
Un atlas de etiquetas
debió en su periplo por el
mundo
cubrirle todo el cuerpo
por esos pedacitos
de memorias de papel
que como medallas
condecoraban su aventura
y que al tirar yo de ellas
al querer despegarlas
se me perdieron
por entre los dedos
tiznándomelos
como alas rotas de mariposas
Y mientras lo limpiaba
de tiempo y moraduras
me imaginé
que le hacía creer
que reanudaba otra vez
desde el andén de su último viaje
aquel mismo lejano
y olvidado traqueteo
Bajo las estrellas
su espalda sostendría
a esos jóvenes sueños
que forja el huir de una
guerra
de un porvenir de pan negro y
duro
Todavía su lomo azul
de cartón piedra
suena fuerte en la aldaba
de mis nudillos
Todavía firme me aguantaría
esa tranquila melancolía
que te coge desprevenido una
tarde
al dejar clavados tus ojos
en el dulce tic tac
de la lluvia
Al pie de mi cama será el rincón
donde se amarilleen los
secretos
el vientre donde guarde
el terrón de dulzura
que me faltaba de mi madre
Y será
el baúl esperando
en el muelle del mar de mi
almohada
que yo una noche
le embarque en mi sueño
hacia una ciudad
que le vierta
sobre la espalda
en sus murmullos de luz
el trepidante ajetreo de la
vida…
Y es que uno busca cosas lejanas
cosas que al pasar tú delante
al moverlas el aire
dejen escapar de su entraña
ese viejo aroma
que te va contando
mil y una leyendas
©Rubén Lapuente
