RECITALES Y ARTÍCULOS

miércoles, 25 de agosto de 2021

AINA

 


                                                  para Rubén y Eli

                                         Nadie entiende la vida.

Quizá sólo desde un milagro.

Mírala,

como todos

Aina empieza de cero.

Ahora ella no sabe 

qué es esto que la envuelve,

que la arropa,

que dulce la zarandea :

ella mueve sus bracitos

como aspas de un molinete

aún tarambana

como si espantara

las primeras luces oscuras.

 

Mírala.

La vida que nunca mira atrás,

es un calco,

un papel de seda,

la misma eterna calcomanía 

de una hoja  

que nace y se agota

y reverdece y…

Mírala.

Esta infancia primera

que no le dejará memoria

-que nadie recuerda la suya-

vívela con ella,

no te la pierdas,

es única.

Deja tu montón de papeles,

y corre, corre,

entra en esa muñeca

de dulce carne de preciosa lana…

Sí, ahora que mil veces

la vistes y desnudas

y bañas y duermes

en el suave vaivén de los brazos,

tan frágil,

recuerda que fuimos

este mismo cálido panecillo 

de harina de rosa

y agua

de tiemblo de estrella…

 

Mírala,

el tiempo la hará crecer, trastear,

balbucear, unir silabas…

cuando te pida el álbum de su vida

y quiera saber,

desde su primera luz

cuéntale esta infancia  

que desde el asombro

estás reviviendo,

que también es la tuya:

la misma

que no recuerdas.

Cuéntasela, entera, minuciosa,

de pe a pa,

mientras en el espejo

la peinas, la vas desenredando,  

muy suave,

esa rebelde melena de oro

que ya se le adivina …

 

Mírala,

ahí la tienes,

es un pedazo tuyo,

tu relevo,

es tu memoria

en el collar del corazón

de sus cuatro letras.

Y es esa dulce manecita

que se agarra a tu dedo

que crecerá y crecerá

hasta que pueda  

tomar la tuya,

cuando la vida,

esa que nunca mira atrás,

de un solo golpe

te apee del camino.

     © Rubén Lapuente Berriatúa


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