RECITALES Y ARTÍCULOS

domingo, 14 de enero de 2018

SOLDADITOS

                                     
           
            ¿De dónde nace la tristeza, hijo?
Hasta la muerte mira de otra manera.
Fue antes del cuento que teje
su red de sueño inquieto.
Antes de subir al traqueteo  
de la camilla del pavor.
Pero si te recuerdo así, hijo,
remueves el fondo de mi vida.
Y estas palabras, no son para ti,
tú, que saliste a flote
de aquel pabellón
de malheridos soldaditos:
“Suero de luciérnaga,
avenida de luz en las venas…”
te decía , llevando
de liana en liana
aquel leal cíclope de goma
con el que sellamos
una alianza de sangre.

Estas palabras no son para ti,
ni para mí tampoco, hijo,
que me daba vergüenza
que me vieran tan débil.
Son para esas mujeres
de ojos como lobas heridas
que por aquellas habitaciones
entre palanganas de orina
enferma de niño,
y tibias esponjas teñidas
veían caer a sus soldaditos,
que eran como tú.

De la angustia de tocar
el desorden de un cuarto azul,
de atreverse a borrar en la pizarra
un último monigote,
nace la tristeza, hijo.

La vida es una alimaña ciega.

¡Y nunca podremos vengarnos!
                                     ©Rubén Lapuente

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