RECITALES Y ARTÍCULOS

viernes, 16 de febrero de 2018

EL DEDO CORAZÓN

                                     
                         
No te engañes.
Esa manecita sin tiempo
que se asoma
a la rueda de la vida
como una azucena
no te salva.
Se aferra al rumor
lento y espeso
de tu sangre:
Necesita ese dedo corazón.
 Me da vida, dirás.
El verla crecer
quizá te haga ganar
tiempo a la muerte.
Pero, a ti no te salva.
Tú, que estás, solo, sola,
quizá un día en una cansada
casa grande llena
de paredes sin recuerdos…
esa tierna mano no es la tuya.
No la tienes.
No comprarías una
con palma y dorso
que te diera las caricias
Que fuera el bastón de tu torpeza
La gasa limpia de tu llaga
Una mano de esas
de andén o del puerto
de las que se quedan
siempre a lo lejos
como una bandera
al viento esperándote
Una mano
que una noche corriera
la sábana blanca
de tu último sueño?

Hay una soldado
de la edad dorada
que me trae a la noche
entre jirones de soledad
y ternura muriéndose
desdenes hirientes…

 “… ¿Sabes?
Le he llamado hoy a su hijo,
corriendo, y me ha dicho
que todavía no podía venir.
Perdone, pero se está muriendo
su madre, le espeté…
No ha llegado a tiempo.
Y como un bebé me ha cogido
el dedo corazón…”

Que no te engañen.
Que no te olviden.
            ©Rubén Lapuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario