RECITALES Y ARTÍCULOS

lunes, 14 de junio de 2021

¡QUÉ SON GIGANTES!

 


De siempre, en los pequeños pueblos, los niños galopan a lomos del tiempo( no le dan respiro), y no suelen pararse a ver el privilegio de vivir asomados a la belleza de su entorno, y menos volver la cabeza al pasado, cuando aún no tienen su alacena llena de esos breves momentos eternos de la niñez. Luego, el paso de los años, les deja en el recuerdo unos paisajes con montes, valles, ríos, cielos, luces y colores. Y cuando se tienen que ir (esa es otra historia), vagabundos de su destino, es cuando esa íntima alacena dormida suya empieza a abrir los ojillos.

 

Y al principio aprenden a bajar los párpados, subiendo el telón de aquellas largas y felices horas perdidas de la niñez. Hasta que un día se acuerdan (tocan a rebato), que tienen que volver, porque enterraron bajo una piedra, otra, muy chica, la suya, que era un talismán en el bolsillo, un diamante en su pequeño apretado puño de luz.

 

Y regresan a reanudar aquella tarde de golondrinas, de campanas, de juegos que abandonaron, que dejaron a medias por irse  a ese oficio de vivir, a ese mal invento en el que con prisas, de un lado para otro, con la cabeza agachada, pensando en quiénes son, se les pasa la vida. Se dan cuenta que uno realmente no es del todo de la tierra donde ahora dejan sus huellas, que en realidad, sólo son de su pequeño lugar, herido de soledad, de donde la tierra les reconoce y recompensa ablandándoles el camino, que se es de donde uno no oye sus pasos.


Pero un día, ya en su pequeño pueblo germinado de nuevo bullicio, sin llamarles nadie, el progreso anuncia que un ejército de gigantes va a clausurarles, con llave, aquella alacena, de par en par abierta; que puede hacerles bajar de la copa de su árbol donde tienen en un nido guardado el oro de sus días azules…

Y empiezan a soñar con un Quijote de rodela y lanza en ristre sangrándole la memoria. Un Quijote que masculla ya su hacha de hidalgo leñador de titanes de viento. Y oyen en sus sueños un nuevo canto a medianoche: toc, toc, toc... Contra el gigante que se lleva el patio del recreo, el paisaje de una vida, la futura memoria de sus hijos por gruesos cables; toc, toc, toc… La niñez del corazón golpeando en los fríos filamentos, que candentes, mañana sólo lucirán olvido. Y se despiertan con rabia y con una nueva mueca en la comisura de los labios, torcida…

Y amenazan con hacer las maletas, y de momento las sacan a la calle, se sientan sobre ellas, y es para que no les roben un trozo de su pasado, para que al final los gigantes se pongan en donde no lleguen sus zarpazos, lejos de su alacena. Y que midan bien por dónde cae el crepúsculo, que por detrás de las hélices, al bajar el sol con ventolera, al girar locos los élitros lanzando sus andanadas de retales de lumbre,  no ametrallen tejados, ni ventanas, que no hagan una discoteca del valle, que apunten a otro lado tanta centella de fábrica, que no les hagan cada día volver la espalda a su bello y único atardecer.

Rubén Lapuente Berriatúa. 

Publicado en el diario La Rioja el 12 de Junio de 2021



valle de Ocón(La Rioja)

1 comentario:

  1. Los gigantes que vio don Quijote y los que hoy se alzan en los montes y oteros esconden los mismos miedos y representan a los mismos poderes. Pero los molinos y aerogeneradores son buenos, no así sus dueños. Felicitaciones.

    ResponderEliminar