"¿No es todo un
milagro?
Si hasta la voz se
me endulza
Si hasta mi ciego
abrazo se agranda
Yo citada en la
sombra
¡Que ya se mueve!
¡Que se despereza!
Y que suave aldaba
llama
Que terciopelo me
roza
¿Un saquito lleno de
viento
de harina es la vida?
Y yo que hasta ayer
era casi nada:
El vaivén de una
espiga
La hazaña de una
nube
Esa chica de la
tienda
anclada como una
farola
La que vivía al
bajar la persiana
¿No es un prodigio
que el tiempo me
olvide?
¿Que este sol mío de
adentro
no pueda esconderse?
¿Que este incansable
paseo de mis manos
por el bostezo de mi
vientre
se ensanche y se
ensanche?
¡Y cómo imaginarme
que la alegría regalara lágrimas!
¡Eh! ¡Que ya se
mueve!"
© Rubén Lapuente
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