Sorteando el
tinglado
el teatrillo de la
plaza
me alcanzó un relámpago
de algarabía
Eran los inocentes
gritos
acallando
añagazas de bruja
Alertando
de emboscadas
de peligros
al despistado héroe
a su novia pura
Demoré el paso
para quedarme
en el rumor de la
estaca
resonando
en la malvada
cabeza
de trapo
Y me volví
para
volverme a ver
en el recuerdo
sentado en el suelo
ligado
por la maroma de
otros brazos niños
entrando en
la fábula
sin miramientos
completo
con las mismas
muecas
de tirria de apego
de desprecio de alerta
de miedo de júbilo
que las que veo
ahora
Todos los
sentimientos
allí juntos
en aquel teatrillo
de títeres
en ese tablado de
las emociones
que quizás me
sirvió
después
para olvidarme de mi mismo
en la penumbra de
un cine
en la soledad de
unos versos
en la agreste
belleza que me rodea
o frente al deseo
de un cuerpo amado
y para
ser
no como un niño
sino aquel mismo
que salía de la
tramoya
como un limpio río
risueño
colmado
de entregarse
a la hermosa
mentira
de la vida
©Rubén Lapuente
Gorgorito en la Glorieta del Doctor Zubía. Logroño
que hermoso que escribes si casi seguro con tu alma de las palabras tocas el cielo
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