Logroño
Qué sencillo eres
Qué campechano
Qué poco ahogas
Qué poca prisa nos metes
Sin laberintos
Ni sombríos atajos
Ni madriguera de salteadores…
Qué niño
no se soltaría de la mano
Logroño no te asedia
en el trabajo
Invisible holgazán
mientras espera
a que guardes los papeles
de la oficina
A que suene tu sirena
para mirar cómo
empieza tu gozo
dudando
entre esa miriada de bares
que jalonan las calles
porque cada uno
despacha
una joya culinaria distinta:
esa tapa de oro en la barra
que te persigue su olor
hasta cuando
simplemente
pasas por debajo del imán
de su alocado
molinete en la puerta
Nos vemos en los bares
porque Logroño
es un lagar lleno
de racimos de uva púrpura
que vendimiamos
pisamos
bebemos juntos
que de niños
con un sarmiento
de alfanje atado a la cintura
fuimos capitanes
de esa infinita
almazuela de viñedos :
nuestro pequeño océano
de pámpanos
para volver la mirada
siempre
por vez primera
Logroño es una estrecha
calle fugaz para
de vez en cuando
darse un homenaje :
Senda de los elefantes la
llaman
creyendo que
todos vamos a salir
con una trompa y a cuatro
patas
cómico
si no fuera porque
esa vieja “calle del Laurel”
la del antiguo oficio del amor
ya sólo es una colmena de tabernas
con su desfile
de tentempiés de filigrana
sobrevolando
ese brindis coral
en una misma
copa de vino de vida…
Y todo en esa enjaezada
callejuela
tan breve o tan larga
como sacarle
una sonrisa a la tristeza…
Pero eso sería poco
si Logroño no fuera
un andén del viejo
camino de Santiago hacia uno
mismo
Una fuente
para aliviar los magullados
pies
de toda esa romería
de peregrinos
que cada día
atraviesan la ciudad
sellándola
en la credencial de su alma
Y qué menos que cruzar
con ellos una sonrisa
Qué menos que decirles al pasar
y bien alto :
¡Buen camino!
Pero eso sería poco
sin ese brazo del río Ebro
que nos toma de la cintura o de la mano
que invita a asomarte por sus
puentes
a la belleza de esa
nueva acuarela de agua
de cada mañana
que hasta hace bien poco
tan sólo era
el aburrido espejo
o de una historia de nubes
o del desdén nuestro
de vivir
dándole la espalda…
Pero poco
sin ese enjambre de mercaderes
sin ese glamour
luciendo en las mil y una lunas
de los escaparates
que te obliga a caminar por
las calles
de perfil créeme
como un egipcio bailando
en un friso
de la antigua Tebas…
Pero Logroño
también
es una muchacha con su carpeta
apretada sobre el pecho
esperando
bajo los viejos soportales
amaine la lluvia
o es un joven en un bar
dando vueltas y vueltas
a su primera copa
de amargo vino de olvido
esperando al desamor…
Y para verle tendido con una
brizna de yerba
paseándose por entre los labios
sube al monte Cantabria
Desde ahí Logroño
tiene melena rizada de río:
la tilde de su eñe
es un meandro del Ebro
con caladero de peces
en un cesto mágico
para el orgullo de resistir
cualquier largo asedio
gabacho
Desde aquí
las dos espigadas torres
de la Redonda
como dos enredaderas de piedra
aunque algo encogidas
por el progreso
aún pugnan de puntillas
por su trocito
de cielo temeroso de dios
aún toman primero
la corona de laurel de la ciudad...
aún toman primero
la corona de laurel de la ciudad...
Desde aquí
viendo los cipreses
junto a la ribera
fosforecen los huesos amados
Sube el vaho del amor
o del dolor
del recuerdo siempre
Y si cierras los párpados
con los ojos abiertos
sientes que eres lo último
lo reciente lo
tierno :
esa sucesión
de luz
de un cuerpo alumbrado por
otro
que salió de otro
en otro ser
y de otro…
de un primero
que aún hoy
punza su memoria
en tu espalda…
Desde aquí sabes
que hay algo
que te empuja a seguir
llámalo Dios o Naturaleza
o misteriosa conjunción del
azar…
Desde aquí comprendes
que a
cierta edad
la vida:
eso que aún no sabes
del todo de qué va
por encima de cualquier cosa
es ver crecer lo que amas
© Rubén Lapuente
Qué bello es querer nuestra ciudad, amar nuestra tierra...
ResponderEliminarUn beso.
Es lo que respiras, Laura.Mi casa al salir de casa.
EliminarUn beso
Nos dejas un Logroño mágico con toque francés en una buena copa de vino... ¡Salud!
ResponderEliminarNos sitiaron los gabachos y con un río repleto de truchas resistieron nuestros antepasados.Se celebra en Junio : San Bernabé y reparten un pez y una jarrita de vino para conmemorarlo.
EliminarUn abrazo