RECITALES Y ARTÍCULOS

domingo, 7 de enero de 2024

ELOGIO DE LA COLLEJA

 


En el almacén de las tiendas amarillas de Logroño, hay una ventana ciega que te ve, niño ladrón. Una ventana de cristal donde se asoman los ojos guardianes de las chicas de las tiendas de golosinas, que en la penumbra de la trastienda de cada una de ellas, hay una detective con gabardina y sombrero y periódico en mano, pero que esta vez, como te ven tan pequeño, tan frágil, como no quieren que te eches a perder y te pongan la etiqueta de bandarra en el barrio, solo toman nota de tu cara, se quedan con ella, y como son tan buenas sabuesas pisando los talones, ya saben en qué calle vives, de qué número de portal entras y sales.

Te observan, haciéndose las despistadas, cómo llegas con una mueca entre alegre y pícara al mostrador de la tienda, cómo con la mano pura enarbolas el regaliz de oro o la maroma negra o granada, que, aunque poco, de los bolsillos algo de guita rascas. Pero con la mano sucia, ya te han visto cómo llenas todos tus recovecos de cualquier chuchería que pillas. Y con el corazón a cien, triunfal, con el palote de pirata en la boca, sales con tu botín por toda la avenida, niño ratero, y haciendo una y otra vez la zapateta.

 Para asomarse a la pantalla de la ciega ventana de cristal, al teatro de tus fechorías, te hemos preparado una gran sorpresa, niño rapaz, que sabemos de qué pie cojeas, que cometes el error de venir siempre a la salida del colegio cuando la tienda rebosa baba de miel sobre hojuelas, cuando crees pasar desapercibido entre tanta marea de azúcar, pero es cuando, entonces, los ojos de las dependientas más se entrecierran para ver más clarito todas las dulces tropelías de la barriada. Sí, una gran sorpresa en el día de tus manos en la masa, que hemos invitado en la platea de la penumbra y en una función secreta, a quienes te cobijan, te miman, a los que te dieron los genes azucarados, para que te conozcan mejor en tus artes flamencas del abanico sobre las gominolas, sobre las bolas de anisete de colores, sobre todas las suaves colinas de dulzura de las cubetas. Sí, hemos invitado a quienes te educan en la tontuna esa del buenismo, para asomarse al túnel del granero de la bocamanga de tu sudadera, a la de tu bolsa de canguro embarazada de piruletas, para entrar en la red mafiosa del doble fondo de tu mochila, y para que al salir a la avenida, que los ojos guardianes de las chicas de las tiendas amarillas no quieren verte marcado, señalado en el barrio de por vida, que los trapos sucios mejor se lavan en casa, con el palote de pirata en la boca, niño ladrón, y haciendo la zapateta por toda la avenida, tengas a tus padres a la espalda echándote el aliento del bochorno de tu nombre en la nuca, llevándote luego (¡por nuestros muertos que a base de collejas espabilas!) de las orejas en volandas y de pataleta en pataleta.

Rubén Lapuente Berriatúa

publicado en el diario La Rioja el 4/01/24

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